Es evidente: corren malos tiempos para el pop hecho en nuestro país. Si uno recopila los mejores discos del año seleccionados por las webs y revistas especializadas verá que no hay renovación. Falta aire nuevo. Es como el día de la Marmota del indie español. Todos los años siguen en la cima el último disco de Los Planetas, Nacho Vegas, La Mala Rodríguez o La Buena Vida. Entre medias, se suele colar alguna revelación de última hora (Los Punsetes, El Guincho, Triángulo de Amor Bizarro) o interesantes grupos que no terminan de despegar porque acaban tropezando (el último disco de Lory Meyers).
Entonces, ¿queda alguna esperanza, un mínimo resquicio de salvacíón, en el pop español?
Parece difícil. Con la mayoría de los héroes del indie de los 90 de capa caída y sin una alternativa seria y consolidada -Klaus and Kinski o Joe Crepúsculo no deberían tomarse en serio- urge buscar refugio en otros lares. La revista Ruta 66, en su edición impresa del mes de enero, dedicaba un amplio reportaje a los nuevos grupos de garaje-punk e inspiración sixties de nuestro país; seguramente, la escena más excitante en estos momentos.
Arropados la mayoría de las bandas por la analógica producción de los estudios Circo Perroti de Jorge Explosión en Gijón, merece la pena repasar la lista de grupos destacables de los últimos años: Waugh y los Arrrghs!!!, The Phantom Keys, Fumestones, Los Chicos, Los Guajes, The Imperial Surfers, Los Inmediatos, etc. Como dicen los argentinos Peyotes en su último disco, "¡Garaje o Muerte!" parece ser la consigna a seguir.
Los Guajes, esos peligrosos individuos:
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