lunes, 9 de mayo de 2011

El Festival SOS 4.8 de Murcia se vuelve insostenible

Uno ya ha dejado su crónica en Indyrock, pero ésta va sin paños calientes.

Empezamos. El Festival SOS 4.8 de Murcia ha tocado fondo en una cuarta edición marcada por una pésima organización, mal sonido y pocos conciertos memorables, con excepción de MGMT y Suede. En tan sólo un par de años ha pasado de simpático festival pop a una especie de feria de pueblo en la que lo que menos importa son los conciertos. Bienvenida la sal gorda, el brochazo sin límite.


El macrobotellón de la entrada del recinto da una pista sobre por dónde han ido los tiros. Pero es que el comportamiento absolutamente incívico de una mayoría ha sido realmente sorprendente, incluyendo meadas públicas, pisotones, gente trepando por las farolas, malos modales y, lo que es peor, una falta de respeto insólita sobre los grupos. Que no tocas los hits que quiero... pues me marcho a otro lugar. Sin  más.

Eso es lo que ocurrió con MGMT, en el que, paradójicamente, ha sido el mejor concierto del  Festival. Cuando vieron que el dúo de Brooklyn tiraba más por su segundo e infravalorado disco, "Congratularions", el público se marchó pìtando a ver si algún DJ pinchaba algo de bakalao. El grupo se lo tomó a guasa y montó un auténtico karaoke con "Kids": desenchufaron los instrumentos, le dieron al "on" del pregrabado y cantaron la canción con toda la ironía del mundo.

Pero, efectivamente, la gente lo que quiere es bakalao.

Cuesta entender las razones que han llevado a este callejón de salida. Quizás, los precios populares del abono -40 euros por dos días de fiesta no es gran cosa- tienen algo que ver, aunque ésta es un arma de doble filo. Los organizadores quieren que el pueblo llano tenga acceso al fiestival -lo que, por otra parte, es muy loable-, pero es ese mismo pueblo el que traiciona el espíritu y cambia la caseta de Camela por el raca-raca de los DJ. Es un problema de difícil solución, pero habría que empezar por limitar el espacio porque también es una cuestión de tamaño.

Llegados a este punto, cabe poner en duda los objetivos medioambientales de los que presume la organización. ¿Qué hace toda esa basura de vasos, botellas y otros residuos amontonados en el suelo? ¿Dónde están las papeleras de separación de residuos, más allá de la zona de prensa? ¿Por qué no reutilizan los vasos como se hacía en el Summercase o en el Jazzaldi de Donosti?

Por suerte, nos queda la música (y los pintxos, claros). MGMT y Suede, ambos en forma:




  

1 comentario:

  1. Insotenible y casi insoportable. Quizá al grueso la gente sólo le intere adentrar el botellón en el recinto, y tal y como se vió al festival le interesa únicamente hacer negocio. Si esa es la filosófía de una empresa que lleva tres años en pie le auguro poco futuro, en lo que a la música se refiere. A lo mejor en vez de un festival indy deberían organizar la verbena de un pueblo. Es posible que el bajo coste de las entrdas atrayese a la quiquillada, o es posible que fuesen vestusta morla y lori meyers, lo que es seguro es que festivales como el Contempopranea son asequibles, promocionan en ocasiones a estos mismos grupos y la gente es de lo más educada y repetuosa. Cero para la organización.Ahora les queda vender los miles de vasos de plástico, que impedían a uno a andar, a alguna empresa de reciclaje.Lamentable.

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